miércoles, 17 de agosto de 2011

Arcangela Felice Assunta Wertmüller von Elgg Spanol von Braueich


Tal el nombre de la tipa, no es casual entonces, que ponga por título un interminable rosario a sus filmes. Campeona mundial del nombre largo (es en realidad récord Guiness) con su filme “Un fatto di sangue nel comune di Sculiana fra due uomini per causa di una vedova — si sospettano moventi politici. Amore–Morte–Shimmy. Lugano belle. Tarantelle. Tarallucci e vino”. Filme que no vi, ni creo que haga falta, más que para saber quién sería el asesino. Único dato que no adelanta la autora.
Con sus sempiternos anteojos de marco blanco, su marca registrada, Lina se hizo mi amiga. Es simpática, es fresca, es alegre, pero ácida y punzante. Si fue una joven rebelde, que no aceptó las imposiciones paternas, en una época en que los jóvenes hacían caso hasta muy avanzada edad (que decir de las jóvenes, sojuzgadas por la visión del poder masculino, en un mundo en el que Cristina Perichetti, acababa de patear el tablero) como no iba a filmar desde los conflictos y antagonismos norte-sur; fascismo-comunismo; riqueza-pobreza, etc. burlándose sutilmente de todos.
Tanto me encandila su imagen, que en ningún momento advertí que la película que veríamos y que vimos era “MIMI METALLURGICO ferito nell´onore”. Antes de eso, vimos una selección de escenas de otros de sus filmes. Un anarquista huyendo por los arrozales inundados con una intensa canzzonetta a capella de fondo; Spatoletti dando detalles de cómo se encargaría de la custodia del Duce a los ingenuos conspiradores; un video clip hecho con atroces documentos de guerra; un italiano meridional preso en un campo de concentración atendido por los propios aliados nazis, intentando sobrevivir seduciendo a su paquidérmica carcelera; una ricachona y sus amigos dándose la gran vida, mientras tratan de sirvientes a unos marineros comunistas en un velero que navega por el mar azul; un comunista marinero sobreviviendo en una isla desierta, sometiendo a servidumbre a una refinada ricachona del norte. Sólo ejemplos y recortes del universo de Lina (Lina para los amigos). Y después de eso Mimí.
Mimí no se puede creer, Mimí demuestra que aquellos que sostienen que el surrealismo es más real que la realidad, están en lo cierto. Mimí es real, existieron y existen italianos así, pero un culo como el que enfrenta Mimí, como esfuerzo supremo que le permita salvar su honor, eso, eso es surrealismo como el que nunca imaginó Bretón.
El deviene en “metaluryico”, otra jerarquía de persona. Le demandó instantes adaptarse a sus privilegios de operario metalmecánico, después de una larguísima vida de sostener y esconder alternativamente su dignidad siciliana en las canteras de azufre.
El, evidentemente no está a la altura de las circunstancias, no es un héroe; pero tampoco es como Pippino, que se queda, descontento como todos, pero respetando el orden establecido, la ley de don Callogero. Al final, claro, es Pippino quién juzga y da vuelta la cara al desventurado Mimí.
Dice Página 12 “Carmelo (Mimí) provoca una risa incómoda. La sociedad italiana se vio reflejada a través de un espejo deformante, disparador de un estereotipo (el del italiano fanfarrón, pero finalmente loser, cruel y al mismo tiempo tierno, cínico y a todas luces torpe) desparramado por todo el mundo. Es uno de los grandes momentos de la historia universal de la comedia”.
En casi todas las críticas que leí, hablan de comedia, de humor hilarante y otros dislates. Claro que el humor está presente, pero desde todo punto de vista, es la tragedia lo que hilvana los hechos. No me importa discutir sobre géneros o clasificaciones, sino sobre impresiones. Está claro que el humor sobrevuela toda la obra de L.W. pero no más de lo que sobrevuela la vida de un pueblo. Es sólo su capacidad de retratar, lo que permite encontrar lo risueño en la lucha cotidiana de la gente. A un torpe eso, se le escapa como agua entre los dedos. Todo lo demás es sufrimiento, pena y agonía.
Orshe, para todo mirá sine.

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