miércoles, 22 de junio de 2011

2° Taller 2011

Buñuel, el surrealismo, la sirena al revés y un ángel destructor


"Una Sirena al Revés........Cuando Cielo Kunz afirmó esto, en la pantalla había un pescado con extremidades inferiores y sexo femenino. Jamás se me hubiera ocurrido.”
Esto escribió Juky Carrizo, casi inmediatamente después de finalizado el 2° Taller de 2011.
Y yo pensé que esta frase o mejor dicho esta situación, constituye un ejemplo de greguería, claro que para enunciarla hay que integrar la descripción de lo visual. Un intento podría ser el siguiente: “un pescado con piernas de mujer, también es una sirena, pero al revés”.
La greguería, esa forma literaria acuñada por Ramón Gómez de la Serna, casi anticipándose a lo que posteriormente se llamaría surrealismo, no define, no da pautas, no indica ni enseña. Pero para su creación deben ponerse a funcionar todos los conceptos que el surrealismo postula. Para mí no es necesario saber si es causa o es efecto.
En algún lugar leí que es esta forma literaria la que modela las ideas que lleva al cine Buñuel. No es la metáfora, no hay simbolismos, decía el texto.
Vimos “El Ángel Exterminador” y comenzó a cuajar en mi cabeza esa interpretación que leí.
Después de un interesante paseo por los orígenes e implicancias del Surrealismo, sobre lo que luego ampliaré; después de explicar los motivos por los que fue ésta la película elegida, vimos el filme.
Al finalizar la vista, cuando llega el momento de sacar viruta a la madera, la cosa pareció bastante simple. Una lectura que parece obvia es que el director inventa un artificio sin explicación, con solo el fin de poner a un grupo de aristócratas en una situación límite. En ella mostrarán todo aquello que la forma social practicada, oculta del ser. La adopción de estrictas reglas protocolares hace que en plena vigencia de estas, todos los miembros de un grupo se comporten de igual modo o aparenten ser iguales, cuando en realidad son todos distintos. Una circunstancia en la que dichas reglas sociales pierdan vigencia indiscutidamente, hará que los individuos se muestren tal como son, aún ante la propia sorpresa.
Es probable que algún conocedor o agudo interesado, encuentre mucho más que eso en este film. Es probable que haya mucho para decir de los planos, fotografía, diálogos, interpretaciones y otras yerbas. Pero a mí me encandiló esta idea; la simple interpretación que no permitió más que un breve comentario, adquirió una dimensión impactante en cuanto se me presentó como una greguería. Un intento podría ser este: “ante lo desconocido, el aristócrata, siempre termina mostrando la hilacha”. Dicho de este modo (o de cualquier otro que les parezca adecuado) vislumbro un inmenso poder esencial.
Lo que desilusiona maravilla.
Eso es lo que me paso a mí y lo sinteticé en una greguería. Con ella, inmediatamente imaginé la trama de un filme. Esto es lo que debe haber hecho el chabón o algo parecido. Me emociono de sólo pensar que mi humilde ejercicio me condujera a intuir la forma en que estos creadores concibieran sus obras. Esto me emociona aun estando equivocado, aclaro.
De la película por mi parte nada más que decir ya que mirá sine no es la búsqueda de una verdad, no es la interpretación de una película y mucho menos el lucimiento de ningún muestrario de ilustración (aunque siempre esté presente). Es sólo la intención de compartir aquello que el filme, como expresión artística me haya producido y esto es lo que a mí me pasó.
Dedico el final de la nota al principio del taller (y ya empiezo a notar como esto de las greguerías afecta mi cerebro) El núcleo fue el surrealismo; Buñuel y el surrealismo; Buñuel y sus amigos y el surrealismo.
La elección de El Ángel Exterminador fue por un efecto meramente personal que el filme me produjo cuando lo vi por primera vez en 1982. Simplemente fue este el filme que me hizo conocer que había más que balazos y persecuciones, grabadas en celuloide.
Pero lo verdaderamente conmocionante es el nido en que se gesta la obra y vida de Luis Buñuel. Su primer trabajo cinematográfico “Un Perro Andaluz” es concebida en asociación con Salvador Dalí, genio polémico si los hubo. Ambos parrandeaban con Federico García Lorca y despuntaban el vicio juntándose, ora en Madrid, ora en París, con la vanguardia de la intelectualidad artística del momento: André Breton, Paul Eluard, Magritte, Joan Miró, de la Serna y un sinfín de personalidades influyentes en la cultura del mundo como no se ha vuelto a repetir, tantos y todos juntos.
Debe haber sido tal la represión que el realismo imperante en todos los órdenes y géneros provocaba, que las mentes productivas reaccionaban en racimos por las principales capitales. ¡Qué momento!
En fin un poco de sana envidia no viene mal, quien dice no estamos a las puertas de algo.
¡¡Aguante 7 Colores, Carajo!!